Los niños de 1-2 años realizaron un taller de cocina e hicieron unos deliciosos panellets.
Un día, en la clase, manipularon harina con agua hasta hacer una pasta «muy pegajosa» que se les quedaba agarrada en las manos. A algunos les pareció muy divertido pero a otros «no tanto».
Al día siguiente, junto a las profes, hicieron unas bolitas redondas y las rebozaron con piñones. Después, con un pincel, les pusieron yema de huevo y… ¡al horno!
Cuando se enfriaron se los comieron para almorzar.
¡Estaban buenísimos!