Un día, llegamos al León Melenas y estaba todo oscuro. Bueno, casi oscuro: las persianas bajadas, la luz apagada…
La clase estaba iluminada muy poco, solamente por unas pequeñas lamparitas y por unas luces de neón de colores.
Fue muy divertido porque teníamos que abrir mucho los ojos para poder ver y nos guiábamos por unas luces pequeñitas.
¡Jooo, cómo les gusta jugar con luces en la oscuridad!